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Capítulo I La furia por mi sed de sangre. El juego de ajedrez.
Sabes que estas en peligro solo cuando lo ves frente a ti, pero nunca sospecha de su presencia. Así es este pasaje, rodeados de esos árboles rasgados con marcas que dejaron atrás una gran batalla de supervivencia. Donde el peligro es el sentimiento que te recuerda que sigues vivo, pero tu eres el causante de todas esas batallas; tu eres lo que cualquiera entiende por peligro.
El pasaje no es difícil de encontrar, porque esta en todas partes, es el camino que lleva al frente del Castillo Supremo de los vampiros. La luna baña con su luz el gran lago detrás del Castillo Supremo. En una de sus torres estaba sentado con un vista frente al lago el general Greg. En su mente se hacía eco el pensamiento de destrucción, muerte, sangre... él estaba deleitándose de una copa de sangre fresca, servida directamente de la garganta de sus víctimas.
El tablero ya tenía fichas posicionadas, no llevaba mucho de haber comenzado la partida, se podía apreciar que las piezas más brillantes llevaban una buena jugada mientras que Greg estaba al mando de las piezas más oscuras. -Juega la luz -pensó. La fuerza de luz movió un peón para evitar el avance de una torre oscura.
Este pequeño ejercicio era lo único que mantenía a Greg distraídos de esos terribles y excitantes pensamientos. Observaba el tablero y vea como todo a su alrededor se llenaba de vida, estaba siendo acechado por el peligro. De pronto entró un soldado para informar. -Lord, estamos listos y en posición para comenzar el ataque, esperamos sus orden; Mande.
-Bien, comiencen la invasión -respondió con tono firme pero se sentía angustiado.
Ese sentimiento no era común en él, ni nativo, era más un don con el cual sentía el poder del ser que lo estaba acechando. -Manifiestate.
-Indiscutible tu sentido del poder -exclamó mientras una densa nieblas oscuras inundaba toda la sala y de esta se formaba un treigan, uno de los doce por su gran poder.
-¿Por qué haces perder mi tiempo? -preguntó Greg.
-Vine a velar los planes de mi amo.
-Drazlaiz, maldito ser. Va acabar con todo, pero no conmigo. El acuerdo fue claro, él me debe liberar. Al igual que este juego, sé que me usa como una pieza, pero olvida que yo controlo.
-No seas absurdo, tu disteis la orden, la sangre que correrá te bloqueará. No cantes victoria, el juego está en marcha.
El treigan se acercó a espaldas de Greg para observar el juego. Las piezas brillantes movieron la dama muy cerca del rey oscuro.
-Ambos sabemos que ese demonio no le quedan muchas jugadas, así amenace y destruya. En cambio yo soy como un animal herido, peligroso de enfrentar. - dijo mientras movía el caballo para protegerse. Las piezas blancas movieron el alfil destruyendo al caballo oscuro.
-En la roca de la victoria nadie escribió tu nombre.
-Soy un victorioso, pero que vas a saber de eso, cráneo ambulante.
-Veo tu fin y hay muchas rosas en este, tal vez sea tu consuelo por tantas derrotas, además no puedes ni ganarle a la luz, esa que tanto me gusta someter.
El rey oscuro estaba siendo acorralado por el alfil. Greg movió su alfil acabando con la dama blanca. La sala quedó aún más oscura, la luz provocada por las antorchas definían mejor la sombra del treigan por delante de Greg, se escuchaban los grandes estallidos de las guerras. Por algunos segundo el ruido desapareció por completo y era así como Greg hipnotizado se observaba perdiendo el control y cayendo al vacío. Él tomaba el último aliento cuando el silencio fue cortado por la pieza moviéndose en el tablero de cristal. La atención volvió al tablero, las piezas blancas gobernadas por la fuerza de luz, movió la torre abriendo una nueva estrategia. Greg mantuvo de nuevo la concentración en el juego.
Dada la orden, siete grupos de dieciocho soldados, fuertes vampiros, estaban en el lugar de entrada y salida de su mundo conocido como el comienzo de Estrella Roja. Cada grupo tenía al mando un teniente y cada uno de ellas sostenía un amuleto el cual permitía abrir portales dimensionales a remotas partes de Magic.
Los teniente invocaron la posición de Gran Manada, conjugando -¡Garras de Lobo!
Los portales de tiñeron de verde oscuro y todos los soldados los penetraron para así llegar a Gran Manada. Ya estando todo los vampiros en el comienzo de Gran Manada comenzado a ejecutar las instrucciones que previamente le había indicado Greg, la misión de ellos era llegar al corazón de las altas colinas donde liberarán a Drazlaiz.
Volviendo al Castillo Supremo, el treigan a través de las telas que lo cubrían sentía la batalla que se llevaba acabo en el comienzo de Gran Manada. Entonces insinuó.
-Es hora de que entiendas quien tiene el control y te des cuenta que Drazlaiz es un ser superior. Fallaste en la misión que te encomendó, por lo tanto el vendrá por ti o tu por irás a su encuentro. Sus destino ahora no los siento, asume lo peor Rey de reyes.
Greg no entendía lo que sucedía, pero era claro que ahora no contaba con el apoyo del demonio, era hora de recurrir al Dios. Pero si tenía sentido lo que escucho del treigan, Greg nunca confío en Drazlaiz, ese rescate le parecía conocido de una fábula que escuchaba cuando joven de sus ancestros.
Los planes no salió con éxito, debido a que era una trampa. Los licántropos estaban en guardia para la llegada de los vampiros, los superaban en cantidad y armamento. Los vampiros sabían que al luchar contra ellos y ser derrotados los iban a someter por la eternidad a ser el nuevo tapete de los caminos, ese era el destino para cualquier criatura que arremetiera contra su Manada, ser el nuevo suelo de sus dominios. Los licántropos bloquearon rápidamente a todos los vampiros y el que se oponía se lo llevaban para que lo que quedaba de cuerpo fuese usado para la construcción de murallas o caminos. Chaco se acercó al lugar.
-¿Qué hacemos General Chaco?
-Alisten las tropas.
-Quieres decir que...
-Sí –respondió rápidamente Chaco– ¡llegaremos a la Estrella Roja! quítenle las piernas y los brazos a los vampiros y amárrenlos a los dragones, los usaremos como proyectil para las catapultas.
-Siento una daba en tu garganta y el deseo de cortarla es lo que me mantiene en duda si tu destino será lo que espero.
-El destino es solo un niño pequeño jugando a ser Dios y tu no tienes el poder de cambiarlo, poder que me fue quitado por ese demonio -respondió Greg.
Las piezas gobernadas por la luz posicionaron la torre para bloquear al rey oscuro. Greg avanzó en su estrategia por lo que movió la dama oscura dejándola vulnerable, las blanca atacaron inmediatamente a la dama para abrirse paso. Greg se asustó y el treigan rió.
-Tus errores son los que juegan contigo.
Greg se observaba mover la pieza sin poder evitarlo, lo hacía por inercia mientras el miedo crecía. Fue entonces como el treigan fijó su atención al caballo brillante, deseando que este no se moviera. El caballo finalmente se movió y se escuchó un gran estallido.
-¿Escuchas?, vienen por ti. El contra ataque ha comenzado.
Greg no le prestó atención a ese último comentario porque ya el juego estaba finalizando; todas sus sensaciones y pensamiento se estaban fraguando, pues ya conocía sus próximas acciones.
Los doce treigan, sirvientes de Drazlaiz ya estaban listo para su conjuro de poder, solo faltaba el que se encontraba reunido con Greg y entre ellos discutían que hacer con el nuevo destino de Greg, ya que no lo conocían era obvio que sus planes no saldrían exitosos por lo que decidieron abandonar al treigan y ejecutar el conjuro. Greg movió su rey, las blanca no pudieron evitar su derrota.
-Jaque mate.
Comenzó el gran ataque contra los vampiros, los planes de Chaco era evitar la guerra que se anunciaba, los licántropos quería tomar el Castillo Supremo y eran liderados por Chaco. El pasaje fue el ambiente y testigo de las masacre que sucedían nuevamente para poder llegar al Castillo Supremo.
Greg golpeó ligeramente al rey blanco, lanzádolo lejos del tablero dando vueltas en el aire, en un de estas, la cruz que lo simboliza, se desprendió de la pieza y cayó dentro de la torre mientras todo lo demás salía por el gran ventanal y sumergiéndose en el lago. El treigan se dirigió a tomar la pequeña cruz; entró un soldado a informar que el ataque provocó la destrucción total del fuerte del frente que protegía el Castillo Supremo, los licántropos ya lo tenían invadiendo.
El treigan reveló su rostro de calavera a Greg, en sus cavidades oculares se veía en su profundidad, como el fuego desaparecía y entre sus pequeñas llamas el rostro De Drazlaiz se formaba. Greg extendió su brazo y el treigan se desvaneció, comenzó a escuchar pasos en el oscuridad cuando repentinamente el soldado fue mordido y arrastrado a esta, donde se escuchaban como era mutilado y devorado. Greg sentado, calmadamente término su copa de sangre. Se levantó de su asiento, cerró sus ojos y llego muy rápidamente al licántropo más cercano a él; con su mano izquierda lo tomó por la mandíbula y la arrancó, mientras que con la derecha tomó su arco y disparó dos flechas al enorme mural de tela. Acabó con todo los licántropos en la torre. Continuó su caza oculto entre las grandes cortinas que cubrían los alrededores de los pasillos. El Castillo Supremo estaba parcialmente invadido, Greg fue recorriendo las salas repletas de libros, las torres y los cuatros en búsqueda de sangre que devorar. Dejaba un rastro de miembros desmembrados a su paso mostrando su gran habilidad en combate, se le hizo muy fácil destruir esas feroces bestias; mataba a un promedio de dos por segundos en combate, su destreza con el arco nunca fue alcanzable para otro ser, encontraba diversas formas de lanzar flechas y usaba el arco como guadaña; contra grupos numeroso, usaba las extremidades que desprendía como armadura y en ciertos casos como empuñadura. Sin lugar a duda, digno de ser el actual gobernante de los vampiros y en consecuencia de Estrella Roja.
El emperador Greg limpió el interior del Castillo Supremo de amenazas; mientras que aún se libraba una batalla para entrar a este. Rápidamente Greg bajo, en el momento que llegó a la gran sala de inicio. Los licántropos consiguieron entrar, pero era un grupo reducido, dentro del cual se encontraba Chaco.
Nuevamente; mientras baja las hermosas escaleras de fino mármol volcánico; Greg perdió el control de sus acciones, pero aún conservaba la noción de lo que sucedía, solo podía observaba fijamente a los ojos de Chaco, estaba completamente lleno de sangre y de ira. Así como su irá era enorme, se transformó repentinamente en bienestar, se relajó.
-No soy una bestia salvaje e indomable, muy al contrario de ti, no soporto verme envuelto en sangre.
-Sangre de mi sangre -respondió rápidamente Chaco con tono desafiante -Ya no debes dirigirte a mi como si siguiera siendo un criado.
-¿Qué pretendes? -preguntó sarcásticamente Greg.
-Ponerle fin.
Respondió mientras sacaba una daga de su armadura, se cortó ligeramente y la lanzó firmemente a dirección de la cabeza de Greg. Él aún se veía sin poder reaccionar; el balcón que estaba por encima de ellos se llenó de vampiros tiradores, ellos dispararon, una fuerte ráfaga de destellos explosivos lleno el gran salón. Greg levantó una mano y la explosión cedió aún estando en el aire. La daga solo alcanzó a cortar algunos cabellos y rayo su cuello.
-No destruiré mi palacio. Vete.
Chaco no conocía esa magia y peculiarmente, Greg tampoco, al fin de cuenta estaba siendo manejado por una fuera exterior. Por lo que salió del Castillo Supremo y retornó a Gran Manada. Luego de Chaco estar lejos del Castillo Supremo, Greg pudo volvió a tener control de su cuerpo, los guardias entendieron sus alas y fueron a la persecución.
Estando solo, Greg comenzó a escuchar cantos entre suaves y agresivas melodías, estaba completamente maravillado y excitado, el sentimiento fue creciendo. La causante de eso era la daga incrustada en el enorme monumento. Greg se acercaba a ella sintiendo cosquilleo con cada paso. La daga le coquetiaba ferozmente; Greg la tomó y se sintió extasiado, el poder que anticipaba lo sentía fluir por todo su cuerpo; se sentía poderoso sosteniendo esa daga. Decidió a cobrar venganza, sus ojos cambiaron de tono, a uno naranja con destellos rojizos.
II Capítulo Un guerrero por la paz. El curso del destino estará dictado por él. Decisiones.
Todos pensamos que nacemos solos, morimos solos; en pocas ocasiones valoramos la vida, pero no vivirla y el gran motor de arranque que tenemos es nuestra familia. Muchos demuestran que no es fundamental pero si esencial. Los vampiros tenían la tradición y ley de velar por sus lazos sanguíneos, consideraban muy sagrado la unión familiar, era la base de sus grandezas. La familia de Greg rechazaba esas bases y era disfuncional, todo a causa de sus miserias. Greg tenía pocos hijos y uno de ellos estaba desterrado por la élite. Greg sufrió mucho por la pérdida de su hijo pero jamás lo recuperó, por la existencia del heredero y temor que resultará en el siguiente Supremo así como se lo indicó Drazlaiz.
La daga inculcó en el general Greg un sentimiento de venganza incontrolable y el susurro del treigan sobre la tracción estaba torturando su mente por eso fue a la remota región donde se encontraban los exiliado.
Sedr es el hijo de Greg. Ese hijo que fue encontrado infragante en actos no bien vistos por los vampiros, marcado con la maldición de criar a su hijo, del cual pensaba Greg que pondría fin a su vida si se encontraba con él. Según la profecía, este heredero pondría fin al reinado de los vampiros si se enfrentaba a Greg, por lo que no debían encontrarse de frente. Greg no quería dejarse intimidar por lo que rezaba la profecía; inspirado por el origen de su nuevo poder fue al encuentro de su destino junto con el destino de su nieto.
-No es mi deber ser el próximo Supremo -le respondió Sedr a Griddys.
-Pero padre, no tenemos porque estar aquí sin gozar de los privilegios que merecemos.
-No quiero seguir preso entre estas montaña.
Ellos estaban en un fuerte de roca subterráneo, debido a que por encima de ellos habían muchas hiedra venenosas y habitaban poderosos insectos. era un bosque inhóspito donde los demás habitantes día a día sobrevivían, pasaba un río de donde sacaban su principal fuente de alimentos y eras muchos pobladores; era su pequeño mundo, muy pocos pasaban las grandes montaña que los rodeaban por las difícil condiciones que debían superar. Solo los más fuertes, dignos de poder incorporarse a la sociedad de vampiros, salían de ese remoto lugar.
Cayendo la segunda luna, el gran arsenal volador personal de Greg, se aproximaba y estaba pasando sobre las montañas. Llegando al inmenso poblado de exiliados. No tardo mucho hacer retroceder la gran nave; los pobladores se defendían del ataque, comenzó una destrucción de edificaciones cercanas. Greg descendió y en poco tiempo localizó a su familia. Con sus movimientos, género una oleada de llamas las cuales quemaron las peligrosas hiedras.
-Ocúltate -le ordenó a Griddys.
En medio de la confusión, una fuerte luz dejo sin visión a Griddys y de esta se escuchaba una voz que decía; te pondré a salvo. Greg golpeó el suelo y abrió una entrada a la fortaleza, entró y se encontró de frente con su hijo.
-Padre, creí que nunca te volvería a ver.
-Me defraudaste, no fue mi decisión que cayeras en este lugar; saber que por ti daría lo que sea, pero no puedo sentirme culpable por tus actos cometidos. -dijo Greg contemplando la daga y su personalidad iba cambiando con su rostro más humanizado y lleno de un profundo sentimiento de ira.
Todos los aspectos de Greg se veían reflejado en cada parte de él, como hablaba, los gestos de sus movimientos y como finalmente se veía. Se trataba de una posesión de sus más grandes miedos, todo provocado por la daga. Tomó a su hijo por el cuello y se miraron fijamente, Sedr comprendió que no miraba a su padre sino a un gran demonio, este requería un sacrificio a ese miembro de la familia; por lo que ordenó a Greg degollar a su hijo y él lo hizo de forma que más temía morir y deseaba morir.
El guardián mágico que le habló al Griddys, lo resguardo mientras lo guiaba a la mazmorra del fuerte de rocas, por unos de esos pasillos se hallaba la salida más rápida de ese lugar. Una ruta que daba a la gran cordillera que pasaba arriba de las montañas. Después de asesinar a su hijo, Greg observó como la brillante luz subía a su nieto a la cordillera, él transformó su capa en un gran par de alas y fue a perseguirlo. El guardián mágico protegía a Griddys mientras Greg le lanzaba flechas, después de poco tiempo el guardián mágico cedió del ataque constante y esto causo que soltara a Griddys en el abismo de la cordillera.
Griddys con sus alas, intento contener el impacto hasta que llegó un punto donde sus alas se rompieron, para sorpresa, aterrizó donde estaba pasando Chaco.
Chaco al impacto fue empujado junto a Griddys al portal que tenía al frente, el cual ya estaba teñido de verde. El portal se cerró antes de que cayera en picada Greg. Él poder de la daga se desvaneció.
III Capítulo se define la victoria. La batalla del Pacto Final.

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